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22/6/14

El monólogo sobre elecciones sexuales

Sale al escenario y el público aplaude con mesura. Cuando se hace el silencio, carraspea, titubea un instante y por fin comienza a hablar con el semblante serio:
Cuando me invitaron a hacer un monólogo, no sabía de qué hablar. Así que me reuní con un amigo humorista y le confesé que iba a interpretar un monólogo. Él se llevó las manos a la cabeza y me dijo "eso no es nada fácil y tú no tienes experiencia". Yo le contesté que hablar solo no era tan difícil, porque nadie discute lo que dices. Él dijo que hablar solo es más difícil que hacerlo con alguien. Entonces yo le dije: "¿lo ves? ya me estás llevando la contraria y no hemos hecho más que empezar a hablar". Al fin entró en razón y me lanzó un consejo taxativo: "habla de lo que quieras menos religión, política y sexo". Casi se me salen los ojos de las órbitas. Cómo podía hacer un monólogo sin esos tres temas. Era ridículo. Así que decidí saltarme su recomendación y hablar sobre sexo. Al fin y al cabo, todo el mundo habla de sexo en algún momento.
Pero no voy a hablar del sexo como acción, sino del sexo como elección. Es decir, voy a describir los tipos de hombres que existen respecto al sexo. Todo el mundo cree que el mundo se divide en heterosexuales, homosexuales y bisexuales ¿verdad? Pues voy a destruir ese mito. Los hombres se dividen de otra forma respecto de su interés por el sexo.
Por un lado están los "asexuales verbalmente sementales". Son personas que "pasan" del sexo. Sí, pasan del sexo, no les interesa lo más mínimo. Prefieren jugar con la videoconsola, comer pizza o pasear al perro, antes que tener sexo. Y para parecer normales hablan más de lo normal de sexo con los demás, queriendo parecer verdaderos sementales. A estos es fácil reconocerlos, suelen jugar con la videoconsola después de haber comido pizza y paseado al perro.
En otra categoría están los "cumplidores insatisfechos", que son aquellos que solo tienen sexo por compromiso. Suelen vivir en pareja y odian a su pareja por engordar o no preocuparse por su aspecto. Pero se resisten a dejarla o a tener una pelea por culpa de su aspecto. A estos también es fácil reconocerlos, porque acaban mimetizados con sus parejas, engordando y preocupándose poco por su aspecto.
Luego están los "insatisfechos infieles". Estos tienen parejas que engordan y no se preocupan por su aspecto. Pero ellos sí. Para gustar a otras (u otros). Si alguna vez veis a una mujer obesa , (u hombre obeso) que no se preocupa por su aspecto, junto a un tipo delgado que sí se preocupa por su aspecto, no lo dudéis, este último es un tipo insatisfecho infiel.
También están los "satisfechos silenciosos". Nunca hablan de sexo, y podrían parecer asexuales, porque no parecen mostrar interés por nadie. Lo que sucede es que tienen una vida sexual tan repleta que no muestran interés por hablar de sexo. Estos suelen estar delgados y preocuparse por su aspecto. Y sus parejas suelen estar delgadas y preocuparse por su aspecto. También es fácil reconocerlos por su enigmática sonrisa.
Otro tipo es el de los "enamoradizos efímeros". Estos tienen una fase como satisfechos silenciosos, en la que no hablan de sexo ni muestran interés por nadie, y adelgazan y se preocupan de su aspecto. Y luego tienen otra fase como insatisfechos infieles, en la que engordan, dejan de preocuparse de su aspecto y comienzan a hablar de sexo. Después de esta fase vuelven a enamorarse de otra (o de otro) y a empezar otra vez.  
Y luego estam..., digo, están los "ninfómanos". Suelen hablar poco de sexo, pero nunca los verás jugando a la videoconsola, comiendo pizza, paseando el perro o caminando junto a una mujer obesa (o un hombre obeso). Suelen estar delgados y preocuparse por su aspecto, pero no muestran una sonrisa enigmática. Porque nunca tenem... digo, porque nunca tienen suficiente.
Y hasta aquí mi repaso de las tipologías sexuales de los hombres. Espero que a partir de ahora veáis con otros ojos a todos los hombres y no os fijéis tanto en el tipo de pareja que tienen, sino en el tipo de relación que mantienen con ella.
El auditorio prorrumpe en un estentóreo aplauso, se pone en pie y se escucha numerosos vítores de aprobación. Él se sonroja, esboza una sonrisa tímida y agradece los aplausos con una leve reverencia. Después se marcha sin mirar atrás y desaparece tras la oscuridad de los bastidores.

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